Un líder que posee la clave para inspirar y motivar al equipo a ser colaborativo y que transcienda en sus empresas y proyectos.
En ocasiones las estructuras organizacionales en las que nos desenvolvemos pueden parecer una limitante para la expresión de nuestras inquietudes, incluso hasta para nuestro crecimiento. Eso puede llegar a provocar que el talento en las empresas o en los proyectos no sea reconocido o que llegue a perderse, ¿qué podemos hacer?
Cuando formamos parte de un equipo de trabajo entramos en un sistema en el que debe haber cooperación para sobrevivir, y con sobrevivir nos referimos no solo a sacar a flote los proyectos, sino a generar ambientes en los que podamos desenvolvernos de manera cómoda y por ende, realizar mejor nuestras labores.
En el ecosistema de una empresa o proyecto existen personas designadas para encabezar ciertos sectores que articulan el trabajo; existen también equipos y colaboradores con la capacidad de guiar a sus compañeros por una dirección común, pero al mismo tiempo y, conviviendo con todos estos componentes, existen colaboradores con un perfil que resulta profundamente beneficioso cuando se realiza una tarea.
Llamémoslos líderes de ideas. Estas personas no son necesariamente jefes ni líderes de equipo, pero poseen la capacidad de liderar por sus propias competencias y conocimientos, son miembros de equipo que tienen el poder de inspirar a sus compañeros un motivo por el cual realizar una tarea; dotan de sentido el trabajo a realizar y son capaces de transmitir un objetivo común, de tal modo que sus compañeros sientan que su labor tiene una trascendencia y que no está aislada de los procesos que tienen lugar en la organización.
Por lo anterior, podemos visualizar que el perfil de un líder de ideas es de suma importancia, y estos son tan necesarios como las cabezas de un proyecto. Los líderes de ideas son líderes de tarea, tienen en sus manos el poder de la innovación ante la resolución de problemas, es decir, son también selfmakers; ponen a disposición de sus compañeros todo su conocimiento y acciones para un mejor alcance de sus objetivos, son capaces de prestar sus habilidades para afrontar retos y trabajan codo a codo con cabezas de equipo y jefes de proyecto.
Ahora bien, ¿qué hace a un líder de tarea ser tal? ¿Cómo se forma este perfil? Por supuesto, hay que señalar que no es un asunto biológico ni una condición con la que se nazca, mucho menos una suerte de instinto; desarrollar un perfil de selfmaker requiere confianza en las propias capacidades, pero también ambientes en los que se permita el desarrollo de las diferentes personalidades y habilidades.
Un verdadero líder de ideas se reconoce fácilmente por su incesante búsqueda de conocimiento, es un buscador incansable, su pasión por el aprendizaje lo lleva por caminos por los que normalmente las demás personas no se atreven a explorar; pero es esa cualidad la que pule sus habilidades y le permite concebir todo un mundo de posibilidades para seleccionar la mejor solución a los problemas. El apasionado líder de ideas logra proyectar esta vocación en sus compañeros de equipo, busca una satisfacción de sus propias metas, trabaja para realizarse como una persona de éxito e invita a su equipo a seguir su camino, a trabajar por un objetivo y satisfacer sus propias expectativas personales; la suya es, pues, una pasión contagiosa y un importante impulsor de talentos.
Si te identificas como un líder de ideas, no dejes de potenciar tus cualidades, y de motivar a tus compañeros para alcanzar nuevas metas; y si tienes la suerte de tener un líder de ideas en tu equipo, no dudes en darle tu confianza y los recursos para que sus cualidades te ayuden a enfrentar los retos y mejorar el desempeño de tu equipo de trabajo.
Recuerda que cualquiera de nosotros puede ser un líder de ideas, o sea un selfmaker, con la constancia, dedicación y confianza para apegarse, aceptar un reto y posteriormente establecer o adoptar metodologías con las que aseguremos el éxito de los proyectos que emprendamos.