Tomar decisiones siempre implica un riesgo, tomar el camino equivocado; pero si esto sucede ¿qué tan grave puede ser?, ¿cómo puedes disminuir el riesgo si te haces tus buenas preguntas?
Afortunadamente son pocas las decisiones muy importantes que tenemos que tomar, lo que nos da un amplio margen para cometer errores; ante esto tenemos las siguientes alternativas:
- Ser catastróficos y pensar que nuestros errores son muestra de algún tipo de debilidad o falta de planeación.
- Ser demasiado optimistas y pensar que los errores pasan por algo.
- Aprender lo que sea necesario de ellos y seguir nuestro camino.
Nuestra cultura parece estar inmersa en dos campos polarizados: los que festejan los errores y los que creen que deben ser castigados.
Pero ahora ¿qué te proponemos nosotros? Ante una equivocación que pueda hacernos dudar de nuestro proyecto o que incluso signifique un revés para su avance, aprovechémosla para plantearnos preguntas importantes.
La forma de preguntar interfiere directamente en nuestro pensamiento, por lo que puede ser una clave esencial para poner las cosas en perspectiva y saber qué es exactamente lo que buscamos. De otra forma podemos formularnos preguntas que no tengan una respuesta, que nos hagan sentir culpables o que nos metan en un círculo vicioso. Por ello toma como ejemplo las siguientes preguntas que podemos hacernos al enfrentar un desacierto:
- ¿En que punto del proceso existe la falla? No tienes porqué empezar todo de nuevo, bastará con identificar si hay un paso específico en el proceso que iniciaste que debas analizar, remover, o reiniciar, por ejemplo.
- ¿Cuáles son los dos escenarios posibles? De esta forma reduces tus posibilidades de acción y sabes qué puedes esperar.
- ¿Es posible controlar todos los aspectos? La respuesta a esta pregunta generalmente es “no”; difícilmente podemos controlar todas las variables que pueden interferir con nuestro proyecto, pero con esta pregunta aclaramos nuestras expectativas.
- ¿Qué aprendí? No lo lleves únicamente al campo de la reflexión, documenta lo que aprendiste, si en el futuro pasas por una situación similar es más fácil que recuerdes aquellas cosas que no funcionaron.
- ¿Cuál es el plan de acción? Una vez terminada la reflexión emprende las acciones necesarias para que tu proyecto siga su marcha.
Dependiendo de la gravedad de lo sucedido puede incluso que te preguntes si lo mejor es continuar por el mismo camino; si la pregunta llega a tu mente es lógico, pero procura dar la dimensión adecuada a la situación para no tomar decisiones que hagan que todo el trabajo que hiciste se vuelva inútil.
Si el proyecto es en un equipo aprovecha para formular una lluvia de ideas sobre lo sucedido, de manera que se puedan encontrar nuevas formas de abordar este bache en el camino.
Toma cada una de las partes del proceso como valiosas, incluso aquellas que no tenías planeadas.