Encontrar tu pasión, lo que quieres hacer o hacia donde te encuentras orientado, encontrar tu camino, es algo que nos llena de satisfacción, y sentimos que hemos dado un gran paso para poder definir nuestros objetivos profesionales, pero ¿qué pasa cuando lo que queremos hacer no es lo que el negocio necesita, o sentimos que no tenemos espacio para desarrollarnos?
Encontrar tu lugar no es sencillo, por lo que es importante que tomes en cuenta que no todos los lugares son para desarrollar tus talentos, pero eso no quiere decir que debas ir de lugar en lugar hasta encontrar algo que cumpla con tus expectativas, sino que nuestros sueños también son adaptables, y que podemos encontrar un lugar en donde el desarrollo de nuestro talento no se vea impedido por factores externos.
Dicho de otra manera, si tú encuentras tu profesión en ser un gran orador, pero no es una habilidad que utilices en tu trabajo, puedes tomar dos caminos
- Abandonar tu trabajo actual y encontrar uno en el que puedas utilizar esas habilidades.
- Encontrar como conjugar esa pasión con lo que haces actualmente.
La segunda opción podría parecer un escenario complicado; sin embargo, no es necesario que te dediques 100% a eso que crees que te hará feliz, sobre todo si no tienes las posibilidades reales de hacerlo.
Cuando por ejemplo queremos emprender algo, es necesario revisar las circunstancias en las que estamos, el tiempo que debemos dedicarle y nuestra solvencia económica para iniciar un proyecto.
Si en algún momento sientes el impulso de abandonar todo lo que tienes para realizar algo que no estás seguro cómo va a funcionar, pregúntate lo siguiente:
- ¿Te interesa tu trabajo?
- ¿Te sientes realmente útil y valorado en tu posición?
- ¿Conoces tus oportunidades de crecer y te parecen atractivas?
- ¿Tienes la solvencia económica a corto plazo para probar como funcionarías si te quedas sin un ingreso estable?
Recuerda que ser realista no es un impedimento para perseguir nuestras pasiones, al contrario, cuando tenemos claro lo que podemos hacer con lo que tenemos, es más fácil perseguir lo que queremos, porque podemos calendarizar, destinar recursos y plantear metas claras para alcanzar nuestros objetivos. Adquirir esquemas de pensamiento estratégico o strategic thinking y ponerlos en práctica te puede ayudar a visualizar nuevas opciones y mejores alternativas.
Es posible que lo que queremos hacer no empate con lo que el entorno necesita que hagamos, e incluso, que eso pueda demorar un poco nuestros planes, pero es aquí donde tenemos que poner a prueba nuestra persistencia; si el plan que tienes es duradero, si lo que encontraste realmente es tu pasión, hallarás la forma de encajarla con lo que haces, o de dedicarte 100% a eso cuando llegue tu momento.