¿Cómo identificas la inspiración? Generalmente llamamos inspirador a aquello que se ve o se vive como un ideal, es decir, a un estado al que quisiéramos llegar o algo que nos obliga a seguir adelante, pero ¿cuál es el verdadero valor de la inspiración? que nos puede hacer dar un paso más allá.
Podemos escuchar muchos usos de la palabra inspiración, por ejemplo, podemos ver un video de un deportista volver de una lesión y lograr grandes cosas y lo llamamos inspirador; o el acto de un grupo de personas ayudando al medio ambiente.
El verdadero valor de la inspiración se encuentra en su poder para hacernos actuar, pero lo cierto es que es más fácil sentirse inspirado que pasar a la acción ¿Cómo convertimos la inspiración en aplicación?
- Desmenuza aquello que te resulta inspirador, ¿qué tiene ese estímulo que ha llegado hasta ti que te resulta diferente?
- Anota de manera concreta ¿cómo crees que esas personas obtuvieron la motivación para realizar esas acciones?
- ¿Cuál es tu más grande motivación?
Si bien la inspiración no se reduce únicamente a ver a algo o alguien de manera aspiracional, es una forma de visualizar el camino que queremos seguir, e incluso tomar guías y seguir pasos que de manera probada funcionan.
Pero más allá de mirar a otros, debemos detenernos a pensar ¿qué nos hace diferentes? La respuesta está en la forma en la que tomamos todo lo que nos inspira, lo que nos enoja, lo que nos hace felices, lo que es nuestro y lo que es ajeno y lo llevamos a nuestro interior.
Al final lo que realmente te hará diferente es qué haces con la información que tienes alrededor; puedes escuchar cientos de historias de fracaso o éxito, ver a miles de personas que inspiran, pero al final si no logras que eso te motive a la acción, la información únicamente permanece volando, no existe un trabajo interno. Piensa en la información a la que estamos sometidos todos los días, generalmente no nos quedamos con toda, únicamente escogemos la que nos es más relevante, lo que nos interesa o con lo que nos sentimos identificados.
Ahora, ¿qué pasa si juntamos estos tres elementos: la inspiración, la interiorización y la acción?
Seguramente encontrarás aquel elemento que te define, sabrás qué información es importante para alcanzar tus metas y como a través de ella puedes convertirte también en inspiración para otros.
Este trabajo no es sencillo, y a menudo pensarás que perdiste el camino, pero no es hasta que logramos alcanzar un estado en el que nuestros pensamientos coordinan con nuestros actos que todo lo anterior se vuelve realmente significativo.
Nuestro consejo es que te dejes inspirar; imagina, se selectivo, enfócate y toma un tiempo para pensar qué es realmente con aquello con lo que vale la pena quedarse.
Y, sobre todo, de qué estímulos quieres estar rodeado para absorber del ambiente aquello que realmente te hace sentir algo y que es congruente con la persona que eres.