En el artículo pasado hablamos de cómo llegas a un lugar en el que tal vez no imaginaste estar, y te cuestionas si es eso realmente lo que quieres, pero ¿qué sucede con la otra cara de la moneda?
Para sacar adelante una tarea establecemos objetivos, generalmente desde un cierto nivel de nuestra educación; tal vez hasta antes de los estudios universitarios nos enseñan que nuestra vida debe guiarse hacia ciertas metas, entonces hacemos planes y generamos expectativas que nos ayudarán a guiarnos en nuestros siguientes pasos hacia una carrera profesional.
Es un método bastante utilizado y funcional, crear metas nos ayuda a motivarnos día a día en la realización de nuestras actividades.
Nuestra capacidad de evolucionar da como resultado que podamos adaptarnos a diferentes situaciones, y es así como en ocasiones terminamos en un lugar que no es precisamente el que soñamos cuando teníamos 16 años.
Distanciarse de las metas que algún día tuvimos no es necesariamente algo negativo, nuestros gustos cambian, así como nuestras ilusiones y situaciones de vida.
Es probable que más de una vez te hayas preguntado que pasó con tus sueños de juventud, que cuando volteas a ver tu vida encuentras que nada es como lo planeaste, pero estar en donde estás te genera la satisfacción de saber que los pasos que diste en tu vida te trajeron hasta aquí.
Un ejercicio interesante sería que te hagas las siguientes preguntas:
¿En dónde estoy ahora y cómo me siento?
¿Qué hice para llegar hasta aquí?
¿Quién me ha acompañado en el camino?
¿Qué o quienes son indispensables para mí en este momento?
¿Cuáles son mis siguientes pasos?
Hacer una pausa en tu vida para preguntar por el camino que has seguido te ayuda a detenerte para apreciar lo que lograste hasta ahora, pero también puede serte útil como un impulso; en ocasiones parece que podríamos llegar a actuar de forma automática y seguir los pasos planteados para alcanzar lo que la mayoría suele llamar éxito, pero conviene que reflexiones sobre el esfuerzo y tiempo que has invertido a lo largo del camino recorrido.
Probablemente el resultado de responder a las preguntas no solo te provoque satisfacción, sino también el impulso de seguir aprendiendo y de saber que puedes continuar con el esfuerzo que has realizado para seguir cambiando tu entorno y tu vida.
Sé flexible y conoce siempre nuevos procesos y caminos para seguir adelante.