Todos los días enfrentamos situaciones que ponen a prueba nuestras habilidades; nuestro desarrollo profesional crece con base en las nuevas soluciones que tenemos que encontrar y poner en práctica de forma creativa, para resolver dichas situaciones cuando se nos presentan.
En algunos casos, las situaciones a las que nos enfrentamos exigen, no solo poner en práctica nuestras habilidades, sino adquirir nuevos conocimientos mediante el aprendizaje y buscar otras maneras de hacer las cosas.
Cuando ocurre lo arriba descrito, nos enfrentamos a un reto. A simple vista parecería fácil de reconocer; de hecho, utilizamos la palabra RETO de manera coloquial para describir situaciones que nos ponen en algún tipo de aprieto; sin embargo, aplicamos la palabra RETO con una connotación positiva, es decir, cuando enfrentamos un reto, éste constituye una circunstancia que tenemos que superar; así nos expresamos en publicidad, en pláticas motivaciones y coloquiales para señalar la oportunidad de superarse a sí mismo.
Pero ¿sabemos reconocer un reto?
Parecería que sí, pero si escarbamos más a fondo podemos encontrar que con frecuencia confundimos los retos con problemas, y entonces la connotación positiva de la palabra se pierde ante la ansiedad de enfrentarnos a algo que parece superarnos por completo.
Podemos entonces definir un reto como una situación de conflicto, que nos demanda nuevas habilidades.
Distinguir un reto de un problema o de una situación negativa nos permite hacernos de las armas para enfrentarlo, en vez de huir de él.
Para enfrentarnos a un reto podemos:
- Analizar la situación, pero no de manera superficial; debemos profundizar para saber cómo fue que llegamos a esa situación.
- Analizar y enlistar las razones que, con las herramientas que contamos actualmente no nos es suficiente para enfrentar la situación.
- Diagramar o conceptualizar ¿qué es lo que necesitamos para enfrentar la situación?
¿Por dónde empezar?
Un reto puede involucrar a una o más personas, nunca está de más pedir ayuda cuando no nos es posible resolverlo solos.
Un reto siempre implicará motivación y determinación para enfrentarlo y resolverlo; debemos recordar que, al adquirir nuevas habilidades, es necesario ponerlas en práctica con constancia para lograr el resultado deseado.
No debemos pensar que tenemos poca capacidad para enfrentar un reto. En ocasiones sentimos temor ante situaciones nuevas porque consideramos que nos faltan habilidades; como resultado dejamos de lado el intento de actuar de manera diferente. Pero debemos recordar que no intentarlo nos aleja del éxito que podremos tener al enfrentarlo y resolverlo ¿qué es lo peor que puede pasar si al primer intento no resulta? Habrá muchas otras oportunidades de hacerlo bien, al final habremos encontrado el mejor camino, ya que en el proceso nos percatamos de las cosas que no funcionan, así como de las acciones que podrían funcionar y lo que valdría la pena intentar.
¿Por qué en Aduvare solemos estar interesados en definir un reto?
Nosotros creemos que la clave para afrontar un reto está en considerar con detenimiento cuál es la situación qué debemos enfrentar, de lo contrario estamos en riesgo de lanzarnos a utilizar recursos que cuestan dinero y esfuerzos, pero funcionan como meros paliativos ante la situación que estamos enfrentando. Por ello, lo que proponemos hacer es tomarnos un tiempo para definir, enlistar y escarbar en los verdaderos conflictos, y ahorrar tiempo, dinero y esfuerzo, dirigiéndonos a las mejores decisiones y acciones. Decimos nosotros: ¡descubramos qué necesitamos aprender!